Caso de éxito afectada recuperada de TOC Amor desde Galicia

Testimonio de afectada recuperada de TOC Amor con terapia vía online desde Galicia.

Buenas chic@s.

Mi nombre es María y tengo 25 años.

Mi relación con el TOC comienza muy temprano, a los 6 años, con lo que ya tod@s conocemos como obsesiones (en mi caso relacionadas con la muerte) y compulsiones físicas. En su momento desconozco lo que me está ocurriendo, pero reconozco que me aportan seguridad.

Crezco y en la adolescencia empiezo relaciones amorosas de las que me aburro con facilidad y soy yo misma la que las deja sin problemas mayores. Cuando cumplo 18 años conozco al que supe con seguridad que era la persona con la que quería compartir mi vida, un chico sensible, diferente, al que le gusta la poesía como a mí y con el que hablo el mismo idioma.

El primer año con él es idílico, hasta que mis obsesiones vuelven a llamar a la puerta preguntándome si estaba segura de que le quería, si le miraba y me parecía guapo, si ya no existía la pasión del principio… Mi error fue doble: darles a esos pensamientos la respuesta contraria que me pedían y acudir a una psicóloga no especialista.

Una psicóloga que me respondió «No te preocupes, lo quieres». El alivio que sentí en su momento fue inconmensurable y, sin embargo, ahí volvían a estar los pensamientos a la mañana siguiente. Me negaba a creer que fuese el TOC y los pensamientos me decían que me obligaba a mí misma a quererle.

Cuando ya no pude más decidí simplemente bloquear los pensamientos y distraerme con otras cosas, y así descubrí que volvía a sentir cosas por él. Sin embargo, a las tres semanas volvían con más fuerza y el socavón se volvía cada vez más intenso.

Cuando descubro la terapia de EPR no es la primera vez que la veo, escucho o entiendo, pero sí es la primera vez que la aplico en mis propias carnes.

Al principio no logro ver su utilidad, pero poco a poco los pensamientos van perdiendo intensidad y me doy cuenta de que lo verdaderamente terapéutico es permanecer en la duda, esa duda que nos aterra porque tememos sus posibles respuestas. Al ponerme en contacto con el psicólogo Alejandro Ibarra, me asigno a Vanesa que ha sido mi compañera empática, motivadora y resolutiva. Le agradezco mucho su tesón. La frase de ella que más me ha ayudado ha sido «no te digo que no sea real lo que me cuentas, te digo que estás luchando contra ello».

Muchas gracias a ella y a tod@s vosotr@s por lo que compartís.

Mi nombre es María y soy psicóloga, pero el TOC no entiende de raza, género, clase o profesión.

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