Testimonio de afectada recuperada de TOC Amor Relacional con terapia vía online desde Vizcaya
Nunca pensé que llegaría a escribir mi historia, pero aquí estoy.
Toda la vorágine que ocasiona el TOC estalló en mi vida a finales de julio de 2021. Ya había sucedido un par de veces más, pero en esta ocasión vino acompañada con ataques de pánico y de ansiedad.
La primera vez que me sucedió, con mi primera pareja, no sabía a qué me enfrentaba. Acabé dejándola (ahora sé que es algo que hacemos para “calmar” esa horrible sensación que genera este tipo de TOC, el de Amor) y evidentemente, tras varias idas y venidas la relación acabó y yo sufrí muchísimo.
La vida continuó y conocí a la que es hoy mi pareja, mi marido, hace ya 10 años. Recuerdo haber empezado nuestra relación y haber experimentado a los pocos meses esa sensación de nuevo. La enorme ansiedad, la angustia de levantarte de un día para otro y no saber qué está pasando. La sensación de descalabro y de no saber por qué, qué es lo que lo genera. Recuerdo haber leído muy poquito sobre este tipo de TOC (hace 10 años había poquísima información) y llegar a un autodiagnóstico, porque nadie sabía comprender ni explicar lo que me sucedía. Finalmente y tras un diagnóstico a mi madre de una enfermedad grave, todo se difuminó.
Hasta la muerte de mi padre. Entonces todo comenzó de nuevo. Ya había experimentado alguna sensación típica de TOC, miedo a que otros mueran por enfermedades o por accidente, etc. Pero era capaz de sobrellevarlo aunque me causaba gran malestar en ocasiones. Y pasé un par de años intentando asumir que mi vida se había transformado a consecuencia del hecho, que iba a vivir con ese miedo para siempre.
Hasta que el ROCD estalló. Y lo hizo a lo grande a finales de julio.
Recuerdo haber llamado a Alejandro en un momento de desesperación para después “pensármelo mejor” “porque seguro lo acabaría superando yo sola como la última vez”, “quizá en unos días pasaría”.
Fue un error que agravó los síntomas y me llevó a consultar a una psiquiatra cuyas indicaciones fueron que el problema era mi pareja e insinuaciones de que tenía que dejar la relación.
Evidentemente, esto me llevó a tomar en consideración la idea de comenzar una terapia me llevara a dónde me llevara, pero con profesionales que tuvieran que experiencia en lo que yo intuía me ocurría. Y evidentemente, seguir las indicaciones y hacer el proceso como es debido.
Me volví a poner en contacto con el equipo de Alejandro y les solicité en mi desesperación que por favor la cita fuera lo antes posible y así lo hicieron. Me asignaron a Sara y con ella comencé las exposiciones.
No voy a decir que ha sido fácil, pero sí os aseguro que SE SUPERA. Es una lucha constante contra ti mism@ y contra tu cerebro. Hay días en los que una/o acaba con dolor de cabeza de luchar constantemente para no responder a los pensamientos, para enfrentarse a los temores día a día, para no buscar absolutamente nada que los calme (recordemos que esa calma momentánea es un arma de doble filo que alimentará nuestro TOC).
Es un trabajo muy duro pero también es gratificante. Cuando comienzan a notarse mejorías, cuando se vislumbra esa “luz al final del túnel” es increíble. De verdad, no puede describirse con palabras.
Por favor, no os rindáis. Intentado día a día, haced siempre las exposiciones que os indiquen, acudid a todas las citas sin descuidar ni un momento la terapia, sacad todas vuestras fuerzas para salir adelante. Estáis en manos de buenos profesionales que se van a desvivir por ayudar y que entienden perfectamente de qué se trata este trastorno. Abrid vuestra mente para intentar entender cómo funciona, qué es lo que hay que hacer y llevadlo a rajatabla.
Y no tengáis miedo, no os van a juzgar nunca por vuestros pensamientos. Que son sólo eso, pensamientos. Vais a sentiros muy arropados.
Si yo he logrado recuperar la persona que era antes de la muerte de mi padre, vosotr@s también podéis. Y tenía confianza en recuperarme, pero desde luego el hecho de aprender a vivir sin miedo ha sido MARAVILLOSO. Me he enfrentado a todos y cada uno de los pensamientos que me torturaban. Porque sin el ROCD estaba al 70 pero ya puestos, ¿por qué no estar al 100%?
Todos podemos.
El secreto está en ponerse en buenas manos y llevar la terapia a rajatabla.