Testimonio de afectada recuperada de TOC Amor Relacional con terapia online desde Barcelona
¡Hola a todos!
Mi nombre es Andrea, tengo 30 años y hace dos semanas tuve mi última sesión de EPR para tratar mi TOC de Amor – Relacional. Os cuento un poco mi historia.
Hace años que sufro de ansiedad, diría que desde los 20, si bien siempre lo «normalizaba» porque tengo muchos familiares con trastornos de ansiedad y depresión muy fuertes, y pensé que sería herencia genética y que poco había que hacer.
Conforme fueron pasando los años y sobre todo a partir de mi primera relación seria, los momentos de ansiedad a veces se convertían en ataques muy fuertes y siempre venían acompañados o provocados por situaciones de muchísimos pensamientos muy oscuros acerca de mi relación o de mi pareja.
A medida que fui ganando edad y sobre todo desde los últimos 5 años, los pensamientos oscuros fueron creciendo (no sólo relacionados con parejas o rolletes, sino también con amigos/as), si bien en esos momentos no sabía que eran obsesiones, simplemente pensaba que estaba loca. Es más, era común entre mis colegas llamarme «la overthinker» entre risas, porque en esos tiempos compartía esos bucles con amigos para escuchar lo que quería oír y así bajar la ansiedad (lo que llamaríamos «compulsiones»).
Llegó un momento, hace 1 año, en el que decidí ir a un psicólogo porque ya no veía normal vivir así y eran demasiados los momentos en los que me quedaba en casa con mis bucles oscuros, mi ansiedad, mi llanto y a veces rozando la depresión. No he sido nunca reacia a ir al psicólogo, al contrario, pero solo había tenido una experiencia hace tres o cuatro años de una sesión con una psicoanalista que no habló durante una hora. Solo abrió la boca para decirme que era una narcisista y preguntarme un par de veces «¿por qué crees que te sientes así?». Francamente me provocó mucho rechazo y tardé en plantearme intentarlo con otro psicólogo.
En esta segunda ocasión, en uno de mis peores momentos anímicos, fui a un psicólogo recomendado por una amiga y el primer día me recetó sertralina, la cual empecé a tomar ese mismo día. Automáticamente mi estado de ánimo cambió, no sé si también debido a que esos días fueron mejor por otros motivos, pero estaba muy estable. Evidentemente seguí yendo, dos ocasiones más, porque lo ideal era compaginar sertralina con terapia, pero fueron charlas como tomar una cerveza: nada nuevo, todo repetitivo. El psicólogo intentaba buscarme traumas que no tenía, me hizo un test para descartar que fuese psicópata (di negativo, por supuesto…) y soltaba comentarios como que «las mujeres no debemos mostrarle todos nuestros sentimientos a nuestras parejas porque eso nos hace débiles».
Frases como esa hicieron que con mi pareja actual no fuese yo al 100%. Ocultaba sentimientos o malestares por el hecho de no parecer débil y, sobre todo, porque como algunos pensamientos eran tan oscuros, no podía contárselos a nadie porque automáticamente iban a pensar que estaba loca. Al principio no me afectaba mucho porque estaba con la sertralina. Después de tres sesiones, dejé de ir porque estaba pagando 60€ para escuchar las mismas frases de Freud y la importancia de que la mujer sea fuerte. Le contacté para pedirle una nueva receta de sertralina y nunca me contestó. Me pareció un impresentable. Cuando se me acabó la sertralina un par de meses después, todo empeoró.
Pensamientos que eran normales los metí en el mismo saco por aquello que me había dicho el psicólogo de «ocultar debilidades» y comenzó a hacerse una bola que acabó explotando. Al final no compartía nada y solo pensaba que estaba loca y que solo podía ir a peor, hasta llegar a inicios de noviembre del pasado año.
Llevaba varios días bastante depresivos, sin salir de la cama, despertándome y acostándome llorando y con bucles constantes, hasta que llegó el lunes por la noche. Esa noche viví el ataque de ansiedad más fuerte que había tenido hasta entonces, después de horas y horas llenas de «¿y si….?», autorespuestas, releer conversaciones para reafirmar sentimientos, etc.
Llamé a un buen amigo que además es médico (conoce toda mi historia) y me dijo «Andrea, tienes un TOC como una casa. No te voy a dar respuesta a todas las cosas que me estás contando porque es lo que quieres escuchar y es justo lo que no hay que hacer. Deberías ir a un especialista en TOC». Y en ese mismo momento me comentó que tenía una amiga que hacía un par de meses había comenzado la terapia EPR con Alejandro Ibarra y que estaba muy contenta. Que el camino no era corto, pero que estaba viendo resultados.
Empecé a investigar en ese mismo momento en internet y cuando comencé a leer toda la información sobre lo que es el TOC, los tipos de TOC, los síntomas, todo empezó a cobrar sentido, incluso episodios de cuando era niña o adolescente…Fue como quitarme 20 kilos de encima. No estaba loca. Tenía razón cuando pensaba años y años atrás que mis pensamientos no eran normales, que no eran parte ni de mi persona ni de mis valores. Y, sobre todo, que existía una terapia pragmática que podía ayudarme a vivir feliz (con todos mis respetos al psicoanálisis, pero no es lo que necesitamos o desde luego no lo que necesitaba yo).
Así fue como llegué a este centro, vía online ya que no vivo en Sevilla, y comencé mi terapia con Miriam, con la que desde el primer momento estuve muy cómoda y a la que desde aquí agradezco el tiempo que ha estado conmigo.
A día de hoy, que ya he acabado la terapia, por supuesto siguen viniendo pensamientos, pero con muchísima menos frecuencia y, además, cuento con las herramientas para hacerlos desaparecer muy pronto. Vivo tranquila y con normalidad, y puedo decir que he crecido como persona, ya que las relaciones tanto de amistad como de pareja las vivo de manera sana.
A todos aquellos que tenéis TOC de Amor o cualquier otro, os animo a que comencéis con EPR. Algunos durarán más tiempo, otros menos, pero con perseverancia y ganas, veréis los resultados y podréis tener una vida feliz y sin oscuridad.
¡Un saludo y a por ello!
