Testimonio de afectado de TOC de Homosexualidad en proceso de recuperación
Semana Internacional de Concienciación del TOC
Era mi primer año en la facultad. Estaba lleno de ilusión y de expectativas sobre la nueva vida que iba a empezar: conseguir buenas calificaciones, hacer amigos, conocer a alguna chica…
Las primeras semanas todo fue bien. Sin embargo, en mi clase había varios chavales homosexuales. En un principio, me comunicaba con ellos como con cualquiera para tratar cuestiones a cerca de trabajos de clase y metodología en los estudios.
Sin embargo, un día uno de esos tipos empezó a flirtear conmigo. En ese momento, me entró una gran ansiedad.
El problema llegaría varios días después: empezaron a llegarme una serie de imágenes y pensamientos de forma masiva a mí mente, los cuales me decían de forma contundente que yo era homosexual. El mundo se me cayó encima. ¿Cómo podía estar pensando eso? Ante tales pensamientos, mi mente empezó a realizar una serie de respuestas a modo de compulsión, para negarlos y afirmar mi condición de heterosexual. Esas compulsiones me aliviaban durante algunos minutos pero, a continuación, llegaban nuevos y distintos pensamientos para los que no tenía respuesta. Mi mente volvía a elucubrar una respuesta. Se iniciaba de nuevo el ciclo.
Durante esos primeros días, se me quitaron las ganas de vivir, llegué a pensar en algún momento acabar con todo, era una situación insufrible.
Le comuniqué mi situación a mis padres a los pocos días de que empezaran los pensamientos y se pusieron en contacto con Alejandro Ibarra y su equipo de psicólogas.
Ha sido un proceso muy duro y complejo, pero gracias a un buen trabajo con mi psicóloga todas las semanas, llegó un momento en que comprendí que esos pensamientos forman parte de un trastorno y no son parte de la realidad.
Este trabajo consistente en exposiciones con prevención de respuesta permiten a cada afectado enfrentarse directamente a esos pensamientos, previniendo cualquier tipo de respuesta. A lo largo de ese proceso la mente va haciéndose más fuerte y consigue controlar las compulsiones.
En un principio, pasé de estar las 24 horas sumergido en el trastorno a estar algunas horas. A continuación empecé a tener algunos días de descanso mental. Más tarde llegaron a ser semanas e incluso un verano prácticamente sin ningún tipo de pensamiento incómodo.
Ahora estoy en la última etapa del proceso, siguen acompañándome ciertos pensamientos molestos en algunas situaciones, pero tienen una duración efímera y generan poco malestar. Me queda poco para tener el alta.
Estoy viendo la luz al final del túnel, después de haber estado sumergido en la más profunda y tenebrosa oscuridad.
Vuelvo a estar ilusionado conmigo mismo y lleno de ganas de vivir.
Si empezaras a notar los síntomas del trastorno, no lo escondas. Ponte inmediatamente en contacto con psicólogos especializados en el TOC, como Alejandro Ibarra y su equipo.
Si mi psicóloga no me hubiese marcado las pautas de trabajo, no hubiera sido posible.